diseño... el esteticismo de todo
por Moisés Flores Santana
“El arte imposible de hoy, es la banalidad de mañana” decía Eduardo Kac para El Clarín en 2006, escudando su trabajo -hoy no lo entienden, mañana sí-, y es que un movimiento artístico no queda solamente plasmado en óleo, papel o escultura, sino que marca una pauta intangible pero existente en la toma de decisiones, tanto individualistas como colectivas, en una determinada época.
Si ponemos esas imposiciones culturales, aunadas a las económicas, más la expansión social y avances tecnológicos sobre una línea de tiempo, el resultado es una revolución industrial, exactamente lo que sucedió en la segunda mitad del siglo XVIII. Todos esos factores trajeron consigo nuevos esquemas de trabajo en el arte, arquitectura, escultura, etc., haciendo que el trabajo del artista/artesano, fuese más fácil. Nace así un complemento del arte: el diseño, la coyuntura de los avances tecnológicos y el embellecimiento de lo cotidiano.
¿Qué hace un diseñador?
Colectivamente, todos somos diseñadores, todos definimos tendencias y esas pequeñas grietas del sistema de moda, llamadas directrices de diseño, por ende, todos somos víctimas y victimarios. Me refiero a que nosotros decidimos que esta in y que esta out, una carrera y un título no bastan para imponer tendencia. Hambriento aquel que trata, infausto el que no lo consigue.
Decides el color, el tamaño, la forma… ¿Cuántas veces has odiado un producto por “horrible”, tenis, playeras, carteras y demás? ¿Cuántos productos has amado por su practicidad o simplemente por su diseño? Y ¿Cuántas veces no has pensado “me gusta, pero ojalá no tuviera esto” o “me gusta pero ojalá tuviera/pudiera hacer aquello otro”? Es así que tú dictas tendencia, es así, que te conviertes en diseñador.
“Diseño crea cultura. La cultura moldea valores. Los valores determinan el futuro” Robert. L. Peters, Diseñador gráfico e Industrial.
El lado oscuro, el osado y la víctima
Cupertino, California, Enero 9 Del 2007. Pareciera que existe una fórmula no escrita dictante, que predice que un par de jeans, un par de tenis deportivos en conjunto con un cuello de tortuga, es garantía para el éxito. Un muy
entusiasmado -y un tanto saludable Steve Jobs presenta un producto que rompería con todas las reglas, todos los esquemas de diseño y revolucionaría completamente la manera en la que nos comunicamos, iniciando así, la carrera tecnológica de los Smart Phones, “and we are calling it, the iPhone” expresaba.
Nuestra creciente e insaciable necesidad de adquirir algo más nuevo, de “mejores características”, mucho antes de lo que en verdad lo necesitamos, evoluciona, no es nueva esta carestía, tiene un nombre, obsolescencia programada, y todos, absolutamente todos hemos sido víctimas desde el día uno de nuestra existencia.
Big Word? No, en realidad no, la obsolescencia programada se resume al conjunto de dos verbos en infinitivo: comprar y tirar. La computadora, celular o tablet desde la cual lees este artículo, los zapatos que usas, la ropa, tu maquillaje o tu reloj. ¿Qué tienes frente a tus ojos? Un mueble “pasado de moda” tal vez, personas vistiendo ropa muy diferente a la tuya porque así lo dictó su juicio de diseñador, ¿una televisión vieja? ¿Cuántas veces has escuchado la frase “sale más caro repararlo que comprar uno nuevo”? Casi todo en esta época moderna y sintética está hecho para cumplir un muy corto ciclo de vida, para después ser tirado a la basura, y eso, lastimosamente también es diseño.
“Armamento, deuda universal y obsolescencia programada, esos son los 3 pilares de la prosperidad occidental” Aldous Huxley
Hygge
Pero no todo es protervo o perverso, existe todavía ese misticismo y sensualidad en el diseño, ya sea de moda, industrial, automovilismo y demás, de hecho, creo que el diseño está en su hervor más alto en la historia. Las nuevas tecnologías, computadoras cada vez más potentes y asequibles, procesos automatizados casi en su totalidad, factores que, potenciados por el acceso la información global a unos clics de distancia, llevan el diseño a estándares jamás vistos.
Hygge es una palabra danesa que no significa nada pero dice todo, la felicidad en las pequeñas cosas o el sentimiento de bienestar podríamos aseverar, eso es el diseño despellejado

Fotografía de Bárbara Zepeda Eguiarte
hasta los huesos. “Un diseño básico siempre es funcional, pero uno muy bueno, dirá algo” - Tinker Hatfield (Diseñador de Nike). Si no tuviste alguno de sus diseños en tus pies, muy probablemente debiste ver más de uno en los de alguien más.
Probablemente estás en tu sofá favorito, tu cama o en una silla, vaya, algún mueble seleccionado en su momento por brindar ese sentimiento de comodidad -excepto el transporte público- tal vez estás de pie, calzado en tus zapatos, tenis o tacones favoritos. Me lees en tu celular, tablet o computadora, aquel dispositivo que adquiriste por necesidad, ¿recuerdas el sentimiento de comprar un producto nuevo? El olor a nuevo, la sensación de bienestar, la emoción.
Diseño es la habilidad de ver y seccionar el mundo con ojos distintos y de crear emociones. Diseño es tomar algo fuera de tu imaginación y utilizarlo para renovar nuestra humanidad, diseño es… el esteticismo de todo.