IV FORO DE ECONOMÍA Y CULTURA
jueves 28 de septiembre
cobertura
Estuvimos en la jornada del jueves 28 del IV Foro de Economía y Cultura cubriendo dos actividades más.
Asistimos a la mesa “Diversidad cultural: mercado y tratados de libre comercio” en la que participaron Diana Montes Montes y Jardiel Legaspi Gutiérrez. Diana Montes presentó la ponencia “Las industrias culturales en el neoliberalismo”, antes de iniciar destacó la importancia de la realización del foro en el contexto de reconstrucción nacional en el que nos encontramos. Hablar de cultura puede resultar algo abstracto, por ello aclaró que la abordaría desde el enfoque social, en donde ésta es comprendida como la creación de códigos específicos por parte de grupos que pertenecen a una misma región y cuya propiedad principal es la de ser cambiante.
En cuanto al papel de la cultura dentro de los sistemas capitalistas, argumentó que ésta es utilizada para manifestar y reproducir una ideología, y que es dividida en dos esferas que atienden a diferencias económicas: la alta cultura, propia de las élites que deciden lo que será reproducido en los medios de comunicación, y la baja cultura, propia de los consumidores cuyo papel es el de meros actores pasivos ante lo que es reproducido. Las industrias culturales las definió como aquellas industrias dedicadas a difundir a nivel masivo expresiones culturales, artísticas e ideológicas. Estas industrias, junto con los centros culturales, las actividades artísticas, el patrimonio cultural y los festivales culturales, forman parte de una economía basada en la creatividad. A su vez, este tipo de economía está inserto en las dinámicas de globlalización actuales, en las que lo que se pretende es homogeneizar la cultura, reproducir un modelo de ella que sea rentable (basado en mercancías), publicitar modos de vida plastificados y crear falsas necesidades.
Para Diana Montes la política cultural es la parte de la gestión que se encarga de preservar el patrimonio cultural y de fomentar las artes de un país, sin embargo en el caso mexicano se encuentra sumamente debilitada. Las políticas neoliberales del TLCAN dejaron muy mal parado al sector cultural del país: el sistema de competencia es sumamente desfavorable para las industrias culturales mexicanas, además de que se desatendió la regulación de las leyes que deberían protegerlas, y de que el corte privatizador disminuyó de manera considerable la participación del Estado en el fortalecimiento de la política cultural nacional.
Concluyó con una serie de advertencias en torno a las medidas que se deben tomar en la renegociación del TLCAN, hay que: reclamar la excepción cultural (exigir trato distinto para industrias culturales), colocar en el centro de las políticas culturales nacionales a la diversidad cultural y finalmente, evitar caer en la institucionalización de la cultura, puesto que la burocracia que con ella viene entorpece y limita considerablemente la creatividad.
Jardiel Legaspi Gutiérrez presentó la ponencia “Modificaciones en la industria mexicana de cine y sus efectos en la distribución de películas nacionales en el país”. Se centró en denunciar la falta de espacios efectivos para la distribución de las producciones cinematográficas nacionales, limitada a un puñado de festivales y muestras de cine, ya que las grandes empresas de salas de cine sólo distribuyen las películas de los grandes estudios estadounidenses. Desde un enfoque histórico-estructural se dedicó a analizar la relación entre la distribución del cine estadounidense y mexicano en el país, así como las leyes dedicadas a promover y proteger a la creación y distribución del cine nacional desde 1919 hasta la actualidad.
Señaló que con el TLCAN México se convirtió en actor permisivo en la recepción de producciones estadounidenses, y que ni siquiera la exclusión cultural canadiense pudo resistir la avasalladora distribución de las producciones de EU. La exhibición de películas nacionales llega a ser incluso inferior en comparación con la de filmes europeos, y las ganancias de la industria de cine nacional permanecen bajas.
Concluyó diciendo que si las leyes mexicanas no pudieron contrarrestar la hegemonía del cine estadounidense en 1949, esto fue mucho menos viable con el TLCAN. El libre mercado dejó en un escenario más restringido al cine nacional. En la actualidad se encuentran menos atendidos los rubros de la distribución, publicidad y fomento en escuelas, de la industria de cine mexicano. En este contexto resulta difícil valorar el aporte artístico de las escasas producciones actuales.
En la ronda de preguntas Jardiel Legaspi invitó al público a aceptar el cine mexicano, y a quitarnos los prejuicios que existen alrededor de él, ´puesto que solamente así puede iniciar un proceso de crecimiento de la industria de cine mexicana. Añadió que no basta con defender las industrias culturales en el papel, sino que es necesario llevarlo a la práctica. Por su parte Diana Montes aseguró que el problema no está en la producción de cine nacional, puesto que se producen filmes de gran calidad, sino en la distribución, que por ser tan mala ocasioana que muchos productos terminados se queden enlatados y nunca lleguen al público Es por ello necesario acercarnos al cine mexicano independiente, a aquel que con recursos limitados para costear grandes campañas de distribución, genera verdaderos contenidos que se pueden acercar a la visión de la identidad mexicana.
Nos quedamos a la siguiente actividad del foro: la conferencia de Mane Nett, integrante de la Coalición Chilena para la Diversidad Cultural, titulada “UNESCO y la defensa de la diversidad cultural”. En ella, tras un breve recorrido histórico de la integración del tema de la diversidad cultural a los foros de la UNESCO, nos detuvimos en la promulgación de la Declaración Universal de la UNESCO sobre la Diversidad Cultural de 2001, acta de nacimiento internacional de la diversidad cultural. Nett nos explicó a continuación cómo fue que se creó, en 2002, la Coalición Chilena para la Diversidad Cultural, segunda en conformarse a nivel internacional.
Presentó los objetivos y las actividades de la coalición, señaló que se trata de una agrupación encargada de monitorear las relaciones comerciales y de asegurarse de que se respete la diversidad cultural. En esta parte indicó que es de vital importancia que las asociaciones, las universidades y la sociedad civil vigilen lo que se discute y establece en la firma de los tratados de libre comercio. Sobre todo en materia cultural puesto que las formas culturales requieren un trato distinto al de cualquier otra forma de producción, no son mercancías, son obras del espíritu que vienen a modificar la dinámica económica.
Afirmó que otro gran paso histórico en la defensa de la diversidad cultural fue el establecimiento la Convención sobre la Protección y la Promoción de la Diversidad de las Expresiones Culturales de la UNESCO de 2005, que logró obligar a los tratados comerciales a tomar en cuenta los derechos culturales. La cultura no puede ser rebajada al papel de mera mercancía y correr así el riesgo de ser liquidada, se le debe dar el verdadero sentido humano que merece. Hay que garantizar la autonomía cultural en tiempos de globalización, garantizar que los Estados tengan las armas para buscar el equilibrio en la producción, distribución y disfrute de los productos culturales.
Concluyó diciendo que la convención tiene un gran potencial que sólo se mostrará verdaramente con la adopción y ejecución de ella por parte de los Estados. Hizo el señalamiento de que todas las personas dedicadas al arte y la cultura debemos conocer la hoja de ruta que es la convención. Hizo además el llamado a reconformar la Coalición Mexicana por la Diversidad Cultural para lograr las reservas culturales necesarias en los tratados de libre comercio actuales, tarea en la que necesariamente debe involucrarse la sociedad civil mexicana.
Otro día de diálogo y discusión sumamente rico. No se pierdan mañana el último día de actividades del foro.

