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IV FORO DE ECONOMÍA Y CULTURA
martes 26 de septiembre



Pese a la atmósfera de crisis y emergencia que ha imperado en el país desde el sismo del 7 de septiembre y que se intensificó con el sismo del martes pasado, es necesario, sin dejar de demostrar nuestro apoyo en centros de acopio y brigadas, que retomemos nuestras actividades y tratemos de aportar desde ellas al sorteamiento de la crisis actual.
En este sentido es aplaudible la decisión de los organizadores del IV Foro de Economía y Cultura de continuar, pese a todas las adversidades, con la realización del evento, culminación de meses de arduo trabajo y esfuerzo. El foro es un espacio de debate, discusión y diálogo en torno a cuestiones que también son de urgencia en la esfera de la gestión cultural nacional. En él convergen profesionales nacionales y extranjeros de disciplinas distintas para repensar los conceptos, las metodologías, los temas y las problemáticas que conciernen a la relación entre la cultura y la economía.
Tuvimos la oportunidad de cubrir la conferencia “Panorama de la gestión cultural en el marco de la economía cultural” de Clara Mónica Zapata, verdadera profesional de la gestión cultural que labora en el corazón mismo de la innovación mundial: Medellín. Clara inició dejando bien claro que la gestión cultural no nace en las grandes academias ni en las instituciones gubernamentales, sino que es en las comunidades mismas en donde se consolida. Esta idea fue central a lo largo de su exposición. Son las especificidades regionales las que deben guiar la labor de los gestores culturales, puesto que por más modernos e innovadores que puedan ser los modelos de acción global, éstos no logran su materialización si las comunidades no los adoptan como algo propio.
Nos llamó la atención a todos los que nos dedicamos a la gestión cultural, dijo que es necesario sacudirnos la idea de que nuestra labor es marginal, puesto que no lo es en absoluto. Hay que seguir trabajando en la promoción de la diversidad y dedicarnos a construir una nueva caja de herramientas (teoría) que recupere todo lo que ya ha sido dicho. Hay que ser conscientes de la relación estrecha que la gestión debe mantener con la política, puesto que toda política cultural debe poseer un principio de legitimidad. Para alcanzar esto es necesario adentrarnos en el mundo de las instituciones públicas, privadas, de los partidos políticos y del aparato gubernamental.
En cuanto a los temas en los que es necesario poner atención destacó a la democracia cultural efectiva, la descentralización cultural, las políticas sociales y la modernización de la gestión pública en cultura. Habló también de los conceptos que deben ser redefinidos como elementos estratégicos de la sostenibilidad de la cultura: autonomía cultural, ciudadanía, territorio y conocimiento. Otro punto importante de su presentación fue la profundización en las 5 dimensiones para la sostenibilidad de la cultura local y regional: la dimensión expresiva (producción de contenidos culturales), la dimensión instrumental (innovación, investigación, discusión), la dimensión simbólica (conservación y legación de patrimonio histórico), la dimensión participativa (información, fiscalización, evaluación) y la dimensión prospectiva (pensamiento a futuro, imaginación enfocada en la transformación de la realidad). Es además imprescindible lograr un posicionamiento en el sector escolar, hay que pensar las escuelas como territorios culturales expandidos.
Concluyó diciendo que la labor de los gestores culturales es enorme, pero no imposible. Que la gestión cultural es coherente e íntegra si logra tener autonomía, responsabilidad y gobernabilidad, y que son precisamente éstas las bases sobre las que se deben formar las nuevas competencias de los gestores.
A continuación estuvimos en el dialogo estratégico “Hacia otra economía” en donde convergieron los puntos de vista de David Barkin, Hilario Topete Lara, Berenice Alcalde y Víctor Villegas. David Barkin introdujo el diálogo afirmando que en la actualidad 15 millones de mexicanos viven al margen de la economía capitalista y que en términos de espacio ocupan el 12% del territorio nacional. Mencionó que estos mexicanos que han encontrado formas propias de resistir y de reexistir en plena expansión capitalista no nos invitan a participar en sus proyectos, sino que nos retan a crear los nuestros y así buscar alianzas con los suyos. Hilario Topete enlistó una serie de formas culturales que implican el pensar la economía desde un enfoque total en el que la sensibilidad y el sentido de comunidad nunca son separados, ninguno de sus ejemplos utiliza dinero, por el contrario, se rigen por elementos que rara vez asociamos a los procesos económicos: amistad, simpatía, sentimientos. Es, según él, este aspecto el que ha estado ausente de la mira de la gran mayoría de los economistas modernos. Berenice Alcalde destacó que es en situaciones de crisis, como la actual, en donde podemos ver en acción otro tipo de economías que conllevan otros principios. Crear otras economías es una tarea necesaria porque la que tenemos no nos funciona, sólo reproduce las dinámicas que han dejado a la población joven en la situación de pobreza en la que se encuentra, situación que a la larga generará un país de población pobre. Le apostamos al bien individual como sociedades urbanas mientras en los espacios rurales encontramos la verdadera resistencia. Por su parte Víctor Villegas se enfocó en demostrar que, de manera inesperada, hay nuevas propuestas que se están generando en los epicentros capitalistas como los bancos de tiempo y los códigos de contenido abierto (creative commons).
En una segunda ronda de aportaciones David B. llamó la atención al elitismo y en cierta medida, pedantería, que existe en el ámbito universitario, ya que como especialistas del conocimiento nos separamos de la sociedad civil y no permitimos que ésta nos enseñe, ocasionando la pérdida de la experiencia y el conocimiento verdaderamente transformador de la realidad. Lo que necesitamos, señaló, es reconfigurar nuestra idea de lo que es el buen vivir y del mandar obedenciendo chiapaneco. Hilario T. hizo el interesante señalamiento de que no existe un egoísmo puro al hablar de sociedades y economías, puesto que la animalidad que pervive en nosotros vela por la supervivencia del grupo y, en momentos de crisis, tiende a concentrar y distribuir lo necesario. Propone la utilización controlada de estos impulsos animales y sostiene que el sistema capitalista puede dar más en cuanto a la creación de nuevas formas de socialización. Por su parte Berenice A. retomó su punto y se concentró en argumentar que lo verdaderamente necesario es la búsqueda de la distribución de la riqueza con un enfoque de principios distinto. David B. concluyó el diálogo con un tono necesariamente pesimista en el que afirmó que dentro de la instituciones existentes no hay manera de crear nuevas economías y que lo que queda es apoyar y proteger a los grupos y a las comunidades que crean sus propios espacios.
Ëstas fueron tan solo dos de las seis actividades de la jornada. Como pueden darse cuenta, se trató de un día sumamente fructífero, lleno de diálogo y discusión en torno a la complicada relación que existe entre economía y cultura, pero sobre todo, en torno a la manera de construir, desde el replanteamiento de la conexión entre estas esferas, una nueva realidad. Los invitamos a darse una vuelta al foro que tendrá actividades hasta el viernes 29.