isabel, la psicóloga por hugo de ávila hernández
Tampico vio nacer a Isabel. Nuevo Laredo la vio crecer. Por un lapso de su adolescencia, su casa fue Texas, donde perfeccionó el idioma inglés. La Ciudad de México fue testigo de su crecimiento profesional, siendo su hogar Ciudad Universitaria, y hoy, en cualquier rincón del país donde se estudie Psicología se conoce su nombre y su obra.
Alumna de la tercera generación de Psicología de la UNAM (1961), destacó siempre por su inteligencia. Siendo estudiante, comenzó a la par su carrera docente, ya que desde su segundo año apostó a pararse frente a un grupo para transmitir su visión, su idea y su pasión por la disciplina. Luis Lara Tapia y Rogelio Díaz Guerrero, grandes nombres en la psicología mexicana, fueron testigos de primera mano del talento que Isabel demostraba, fueron los primeros en “abrirle las puertas”, como se dice en el mundo académico.
Saber inglés la llevó a comenzar trabajos en el área de medición psicométrica, primero en la traducción de pruebas provenientes de Estados Unidos, y posteriormente en retos como la adaptación y análisis de datos estadísticos, rama que la definiría a la postre como una indiscutible autora de cabecera para quienes se interesaran en conocer la óptica cuantitativa de la psicología.
Si un buen día a la joven Isabel alguien le hubiera contado que su futuro se vería marcado con las más distinguidas consideraciones que otorga la universidad donde deseaba estudiar la licenciatura, probablemente a ella le habría parecido una broma.
Tampoco habría creído que entre sus colegas y alumnos se convertiría en un sinónimo de sabiduría, experiencia y brillantez, y mucho menos que en 2008 sería reconocida como profesora emérita por el Consejo Universitario de
la Máxima Casa de Estudios, o que eventualmente alcanzaría el nivel más alto del Sistema Nacional de Investigadores. Y qué bueno que nadie se lo haya dicho, pues para esta joven el destino parecía ser algo lejano.
Hoy día, de la joven Isabel quedan intactos su carisma, curiosidad y energía, fundamentales para mantenerse vigente y actualizada en su transitar universitario. Es ahora conocida ampliamente como la Dra. Reyes Lagunes, título formal y que hace honor a su amplia trayectoria y del cual, sin embargo, no hace mayor alardeo.
Formadora de decenas de generaciones de alumnos, recursos humanos que en muchas ocasiones alcanzaron grandes logros en la disciplina y que eventualmente colaborarían a su lado, la Dra. Reyes se define continuamente como parte del inventario de la Universidad. En el marco del pasado mes de marzo, en que se conmemora y se reconoce la lucha de las mujeres por generar un clima de igualdad de género, la historia de Isabel, valiosa mexicana cuyos sueños profesionales rindieron frutos indiscutibles gracias a su entrega y esfuerzo, nos permite darnos cuenta que en instituciones como la UNAM, y en el país en general, se requieren de más casos como el suyo. Urge consolidar los esfuerzos para romper el techo de cristal, urge unirnos en torno a este camino y vale la pena hacerlo, cada quien desde nuestra trinchera, así como ella lo hizo y lo sigue haciendo.
Datos biográficos retomados del texto Voces de la Psicología Mexicana, de Joaquín Caso Niebla. Publicado por la UNAM y la Sociedad Mexicana de Psicología en 2012.

Fotografía de Daniel Eudave Santos