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Sociedad ¿Para qué nos ha servido desarrollarnos en conjunto? por José david garcía cervantes

El ser humano, a lo largo de su existencia, así en su proceso evolutivo como en su conformación, se ha desenvuelto en organizaciones o colectividades que han sido definidas por varios autores como sociedades. Al organizarse de esta manera, el hombre no ha hecho otra cosa que actuar instintivamente y conforme a un proceso natural. Pero, ¿para qué nos sirve organizarnos de esta manera?, ¿podría el hombre subsistir de otra forma para poder solucionar los problemas que encuentra en su camino?, ¿podrá existir en algún momento una sociedad utópica capaz de extinguir todos los problemas de una organización humana, tanto individuales como colectivos?

Para poder entender el desarrollo de nuestras sociedades y los problemas que se presentan, me parece puntual definir la palabra "sociedad", la cual etimológicamente proviene del latín societas que significa compañía, y ésta, del latín socius que significa compañero. De esta manera se puede hablar de una necesaria compañía para el hombre entre uno y otro, que al convivir en sociedad actúa bajo su formación instintiva. Se han ido perfeccionando tanto el significado de sociedad como su funcionamiento, porque, así como para el pensador positivista Augusto Comte, creador de la palabra “sociología”, una sociedad es un sistema complejo, que con la consolidación de sus elementos y su encajamiento produce un equilibrio y estabilidad social; para el sociólogo francés Émile Durkheim, la sociedad es la base del desarrollo social, y toma en cuenta los modos de obrar, sentir y pensar de un individuo para perfeccionarla y llevarla a un punto evolutivo, que colectivamente afecta a todos sus integrantes, y recíprocamente hacia el conjunto. Pero se llega a un mismo objetivo de las sociedades en estas definiciones: satisfacer las necesidades básicas sociales, partiendo de la acepción del sociólogo  Joseph H. Fitcher, en que la define como una colectividad organizada de personas que mediante una cooperación en conjunto, actúan y funcionan como una sola unidad.

Es imposible omitir que el hombre ha actuado conforme a la naturaleza, como se definió por premisas aristotélicas, como un “animal político”, ya que es inseparable de convivencias vitales entre unos y otros seres humanos, en la necesidad de actuar en sociedad. Y no solamente el hombre, sino que todos los seres vivos actúan de esta manera, formando así una red de relaciones vitales, imprescindibles entre sí para desarrollarse distribuyendo el trabajo de una

manera colectiva para la facilitación de las tareas, con la notable diferencia de que el hombre es volátil, capaz de adaptarse a diferentes ambientes y situaciones para poder desenvolverse, así como su libre albedrío que ha permitido decidir el rumbo de nuestro camino en la consolidación de nuestras organizaciones. Es notoria la comparación en el resultado de nuestras sociedades con las de otras especies; las de otros animales han sido repetitivas tanto en su funcionamiento como en sus objetivos, situación diferente a la del hombre  que ha sido capaz a lo largo de su historia, de ir hacia adelante en la conformación de sus sociedades y los problemas que de ello derivan. Es por esto que el cambio no ha funcionado solamente para un correcto desenvolvimiento social, sino que dichas participaciones han ayudado a cada individuo en la obtención de mejores resultados y la consecución de distintos objetivos originalmente trazados, sintiéndose mejor con la transformación de la sociedad para la cual ha contribuido bajo su propia decisión, mediante una coordinación flexible.

Entonces, ¿cómo se justificaría alguna decisión o acción realizada por algún individuo, si no actúa para otro? Pensemos, ¿para qué serviría el estudio de una licenciatura, el trabajo profesional, o el deseo de una superación personal, si dichas actividades no tuvieran relación con otra persona? Al parecer, solamente por supervivencia, en la adquisición de alimentos o un lugar donde vivir, pero no tendría algún otro uso ya que la conducta humana está sujeta al control social continuamente, y cada vez con mayor constancia; lo que cierta persona hace está motivada para la colaboración hacia una sociedad y no únicamente para sí mismo como lo planteara el poeta inglés John Donne: “Ningún hombre es una isla entera por sí mismo".

Tal vez existió la posibilidad de otra vía para desarrollarnos en conjunto en algún punto de nuestra historia, pero lo cierto es que resulta poco trascendente pensar en ello por la poca diferencia que habrían tenido dichos resultados con respecto de los presentes. Sin embargo, es inevitable apreciar la notable diferencia entre distintas sociedades a nivel mundial y el crecimiento desigual entre ellas, la impresionante estabilidad de algunas y la notoria incertidumbre de otras. Con base en esta comparación trataremos de profundizar en los temas más importantes de nuestra sociedad actual y la trascendencia del ser humano en estas organizaciones tanto individual como colectivamente.

Las sociedades han significado, un mecanismo de defensa hacia varias situaciones que han obstaculizado la evolución del hombre; han ayudado a que éste subsistiera en varios ambientes, y por ello es muy importante comprender tanto su estructura como su funcionamiento: para  partir de ahí y entender los problemas que surgen a diario en nuestros agrupamientos, poder analizarlos desde perspectivas distintas y así lograr un mejor entendimiento, en lugar de solamente vigilar nuestros problemas desde un punto aparentemente ajeno a ellos. No será posible solucionar los problemas de nuestra sociedad, mediante el desarrollo de esta sección, sin embargo, es nuestro objetivo analizar desde un panorama más amplio y crítico, los problemas que enfrenta a diario y así evidenciar que ninguna persona es ajena a cualquier situación que afecte a la sociedad de la cual es parte. Asimismo, lo anterior nos sirve para interpretar de una mejor manera, o desde otra perspectiva, los asuntos que nos aquejan como personas y como grupo,  para así tener un punto de vista más sólido, en lugar de una mera opinión, y de esta manera intervenir de manera activa en la toma de decisiones que nos afectan como sociedad.

Fotografía de Bárbara Zepeda Eguiarte

© 2017 REVISTA BALADÍ. Diseñado por Juan Carlos Mendoza y Humberto García Cervantes. Todos los derechos reservados.

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