la sociedad del egoísta
por José David García Cervantes
Muchos obstáculos sociales que enfrentamos actualmente están fundamentados en la errónea concepción que tenemos de la sociedad. Una comunidad tiene infinidad de roles en donde cada individuo participa con una función específica para que se puedan satisfacer las necesidades del círculo. Con respecto de la vida en sociedad hay dos aspectos vitales que se deben saciar y que no se pueden mantener en pie el uno sin el otro. Estas figuras son el individualismo y el colectivismo. Aunque podríamos creer que estas dos posturas son antagonistas, no lo son en absoluto.
En cuanto a nuestra personalidad el camino se divide en dos direcciones, por un lado se encuentra la conciencia del “yo” y por el otro la conciencia del “nosotros”. De un lado de la balanza se encuentran las decisiones fundamentadas en el individualismo y destinadas al egoísmo. Por otro lado se encuentra el comportamiento colectivo que pretende incentivar el bien social, que idea un entorno altruista- una serie de conductas totalmente destinadas a procurar el bien de la sociedad inclusive en detrimento del bien propio. Ambas ideas van de la mano. El “yo” y el “nosotros” están destinados a un bien propio, ya sea directa o indirectamente.
¿Por qué pensamos entonces que no se pueden satisfacer las necesidades colectivas e individuales al mismo tiempo? Porque es más fácil ocuparnos de nosotros mismos que de las personas que nos rodean. Es mucho más fácil pensar en nuestra satisfacción que en la de los demás. Sin embargo no es posible el individualismo puro, el ser humano siempre busca la atención de los demás, sin importarle las formas en las que este resultado se logre. ¿Pero por qué habría que pensar antes en lo colectivo que en lo individual? La respuesta no es nada sencilla y podría dar pie a una enorme variedad de opiniones. Considero innecesario preferir una postura sobre la otra, la mayoría de las acciones individuales repercuten en un comportamiento colectivo y viceversa.
La postura más agresiva es sin duda el individualismo. Esta corriente social ha ido más allá de lo que pretendió en un principio. Lo que intentaba era que el hombre no fuera absorbido emocional ni activamente por un grupo. Sin embargo, el hombre busca naturalmente su propia satisfacción y ha llevado esta postura al límite. El sujeto se ha sobrepuesto a la colectividad al grado de que ha provocado que el consumismo, egoísmo constante de satisfacer las
propias necesidades (naturales y artificaiales), se haya consolidado como estandarte del hombre de las sociedades de hoy en día.
El individuo siente esa profunda necesidad de satisfacerse a toda costa, sin importarle si ello lo consigue en detrimento de otro. El individualismo muestra su lado violento -y no deja que el colectivismo surta sus efectos destinados hacia el bien particular. No debemos olvidar que los pueblos buscan una complacencia individual con base en funciones en conjunto. Podemos encontrar un pequeño ataque a nuestro “yo” de parte dell colectivismo en la falta de identidad completamente individual y en la intromisión de muchas posturas opuestas a la nuestra en nuestra toma de decisiones. No obstante, es primordial considerar que sería imposible coincidir en absolutamente todo a nivel social. A mi juicio, el individuo busca todas las excusas posibles para justificar su aislamiento y en consecuencia su ataque es constante a los demás integrantes de su círculo.
La tecnología es un elemento medular de esta individualización. Se la puede visualizar como un arma de doble filo capaz de combatir la ignorancia y el aislamiento particular, pero también de auxiliarlos. La tecnología es capaz de satisfacer y destruir las “necesidades” del ser humano. Es un elemento que le da vida al consumismo y este a su vez al actual egocentrismo.
Lamentablemente estas prácticas no se presentan únicamente entre personas desconocidas, sino también entre familiares y amigos cercanos. El meollo del asunto radica en la incapacidad del ser humano de convivir y solucionar conjuntamente las distintas diferencias que existen entre unos y otros. ¿Por qué insistir tanto en la importancia de la sociedad? Porque la comunidad no fue implementada para fungir como un dictador, y el ataque constante hacia su figura, directo o indirecto, significa que no hemos logrado entender su funcionamiento. El sistema individualista fue implementado como un medio de defensa contra la colectividad. ¿Cómo actuar social e individualmente a la vez? Necesitamos evitar preocuparnos, tan solo un segundo, únicamente en nuestros intereses y pensar que no es imposible, ni siquiera difícil, procurar un beneficio ajeno. No se necesita sacrificar una posición para conseguir la otra. Mi critica va dirigida a los individualismos egoístas que buscan el bien individual sin importarles siquiera el perjuicio que a veces implica para los demás. Si no se busca ya el bien común, que al menos no se busque el daño ajeno.

Fotografía de Bárbara Zepeda Eguiarte
Siempre se repite la misma historia”: cada individuo no piensa más que en sí mismo
Sófocles